TIPOS DE GUERRA
LA GUERRA HIBRIDA
Estudiar los tipos de guerra
constituye un problema teórico por excelencia pero a su vez un reto
metodológico y epistemológico para evitar ser reduccionista al encasillar a una
guerra en uno u otro tipo dentro de una clasificación a veces hecha con visión
positivista, funcionalista o fenomenológica que no atienden a los poderosos
intereses que siempre están en las decisiones de hacer la guerra. ¿Qué piensa
usted, participante de CONGESIM?¿cuáles son las bases para la clasificación de las guerras?¿el tiempo?¿la intensidad y ritmo?¿el espacio?¿los instrumentos usados? ¿la complejidad?¿el derecho internacional? ¿cual tipo adoptaría usted para usar como base teórica de su investigación?¿qué implicaciones para la Nación tienen las guerras hibridas contra ella?
Léanse estos artículos, identifíquense otros problemas y iníciese el debate sobre este tipo de guerra del siglo XXI.
Guerra híbrida: orígenes y usos políticos
La guerra es, por lo tanto, no solo de carácter camaleónico, porque cambia su color en algún grado en cada caso particular, sino que también, en su conjunto, está en relación con las tendencias predominantes que hay en ella.
Carl Von Clausewitz
Invocando la “guerra híbrida”
La alocución “guerra híbrida” se ha puesto en boga en años recientes para describir fenómenos bastante diversos. Habiendo estado asociada en un primer momento a la combinación y actuación en el campo de batalla de fuerzas regulares y actores no estatales, posteriormente ha sido relacionada con ciberataques, tareas de espionaje, propaganda e información, campañas de desestabilización para deponer gobiernos (como ocurre con las llamadas Revoluciones de Colores) así como con el uso de herramientas no militares para promover extraterritorialmente los intereses de los Estados que las emplean (guerra económica, presión diplomática, formas de penetración cultural, entre otras). En el presente texto se hará una distinción entre los elementos conceptuales del término y su uso con fines propagandísticos, mismos que hacen parte de una disputa que tiene como principales protagonistas a Estados Unidos y Rusia, pero con ramificaciones a distintas regiones del planeta.
Si bien el concepto fue acuñado en 2002 en la tesis de maestría de William J. Nemeth (Escuela Naval de Posgrado), su utilización por el General James Mattis y el Teniente Coronel Frank Hoffman (ambos de la Marina de Estados Unidos) durante los primeros años del lanzamiento de la llamada “Guerra contra el Terrorismo” lo colocó en el debate de los estrategas militares. Tratándose en verdad de una síntesis de varias aproximaciones, destacan las recuperaciones de la Three Block War (General Charles Krulak), guerra irrestricta o guerra más allá de los límites (Coroneles del Ejército Popular de Liberación chino Quang y Wang), guerra compuesta (Thomas H. Huber) o Guerra de Cuarta generación (William S. Lind). En ese momento, se hacía énfasis en la convergencia operacional de Estados con actores no estatales y se puntualizaban algunos de sus elementos: "La gama completa de diferentes modos de guerra, incluidas capacidades convencionales, tácticas y formaciones irregulares, actos terroristas que incluyen violencia y coerción indiscriminada, así como desorden criminal" (Hoffman, 2007). Es decir que se ponía de relieve la imbricación entre formas y actores de guerra convencional o tradicional y aquellos pertenecientes a las manifestaciones de la guerra irregular, en la que se volvía difusa la frontera de actuación entre unos y otros, aun en los niveles a ras del campo de batalla; además de incluir como elemento central las modalidades de actuación del “terrorismo” islámico.
Un elemento a resaltar sobre la noción, es que se han ido agregando y enfatizando algunos de sus componentes a partir de eventos concretos. La Guerra del Líbano de 2006 y en especial la actuación de Hezbollah apoyada por los gobiernos de Siria e Irán, hizo que el planteamiento cobrara mayor notoriedad por los estragos que esta organización logró asestar a las Fuerzas de Defensa de Israel. En especial, fue destacada la combinación de formas de organización descentralizada, con la creación y utilización de infraestructura y armamento más sofisticado para llevar a cabo la campaña (misiles anti tanque y anti buque, sistemas avanzados de comunicación, creación de túneles y refugios antiaéreos), al mismo tiempo que se llevaron a cabo ataques sorpresa y fue establecida una exitosa campaña mediática promoviendo los resultados de la estrategia de Hezbollah. En esta vertiente, se destacó el hecho de que en una confrontación asimétrica, un actor armado de menor calado, aprovechara avances tecnológicos-informáticos, así como el apoyo de formaciones estatales para ofrecer batalla a uno de los ejércitos más poderosos de su región.
Guerra de “nuevo tipo”
A partir de 2014, se generalizó la enunciación como “nuevo tipo” de guerra, con posterioridad a la anexión de Crimea por Rusia. Desde entonces la acepción incorporó con mayor fuerza la disputa en el terreno de la información a partir de eventos relacionados con la difusión de noticias falsas (especialmente en las redes sociales), propaganda, o guerra psicológica; lo cual da cuenta de otro rasgo que ha sido subrayado sobre estos escenarios: la centralidad que adquiere la población como objetivo de estas operaciones en la medida en que se busca crear descontento social o generar adversarios al interior de los Estados rivales.
Desde el otro extremo del tablero, el interés de Rusia en el concepto surgió de la teorización producida desde Occidente y que a partir de ésta se tradujo al ruso como gibridnaya voyna. El objetivo de dicha incorporación habría sido interpretarla a la luz su propio contexto, más que asumirla de manera mecánica (Fridman, 2017). Esto hizo que fueran recuperados los aportes en torno a la “guerra de subversión” (myatezh voyna), propuesta desde la década de los años sesenta del Siglo XX, por un ex Coronel del Ejército imperial ruso (y anticomunista furibundo) Evgeny Messner. Bajo esa conceptualización, se refirió a las actividades de la urss y China respecto a las “democracias” occidentales y los países del Tercer Mundo en el marco de la Guerra Fría. Dicho planteamiento consideraba ya la creciente fusión entre la guerra regular e irregular (en un sentido amplio y no fundamentalmente operacional), así como la preeminencia de la guerra psicológica y la importancia de la población en los conflictos venideros:
Mientras que el concepto occidental de guerra híbrida se centra principalmente en actividades tácticas y operativas militares 'dirigidas y coordinadas dentro del espacio de batalla principal para lograr efectos sinérgicos', la gibridnaya voyna rusa gira en torno a ideas más amplias e 'involucra todas las esferas de la vida pública: política, economía, desarrollo social, cultura'... esta idea está fuertemente basada en el concepto de 'guerra de subversión' de Messner (Fridman, 2017: 43)
Otro elemento a considerar es que, mientras la definición surgida en Estados Unidos pone especial énfasis en la actuación de actores no estatales, las preocupaciones de los académicos rusos que han recuperado a Messner, se centran en los esfuerzos de Estados por socavar gobiernos y sociedades enemigas. En esa línea de ideas es que Andrew Korybko ha establecido que la guerra no convencional y las Revoluciones de Colores son los dos componentes de las guerras híbridas actuales, en este caso entendidas como un método novedoso de guerra indirecta por parte de Estados Unidos (Korybko, 2015).
Lo señalado hasta ahora nos permite observar que lo que se presenta como “guerra híbrida” no es en realidad una forma novedosa de enfrentar a los enemigos ya que la fusión entre la guerra tradicional o convencional y la de tipo irregular, así como la incorporación de mecanismos no estrictamente militares, resultan prácticas que se actualizan, pero que pueden ser rastreadas desde tiempos inmemoriales. A las objeciones que se han planteado al término, relacionadas con lo hasta ahora expuesto, considero pertinente agregar que la propia conceptualización nos permite observar el carácter performativo de la enemistad contemporánea, de la redefinición constante de amenazas.
El intervallum de las guerras actuales
La oscilación entre estrategias tradicionales e irregulares para hacer la guerra es en la actualidad parte constitutiva de la doctrina militar de Estados Unidos (jcos, 2017) y como expresan las aproximaciones mencionadas al comienzo de este texto, otras características –como la proliferación de guerras internas, la generalización de las operaciones especiales, el resurgimiento y generalización de actores armados no estatales, la importancia que han adquirido las tareas de información y propaganda, o el papel preponderante que tienen las poblaciones civiles en los conflictos actuales– resultan elementos que, operando de manera conjunta, acompañan a nuestras sociedades desde las últimas décadas del siglo pasado.
Es por ello posible afirmar que, tanto Rusia como Estados Unidos, apelan al carácter híbrido de las amenazas y la guerra como una manera de describir al enemigo sin llevar a cabo una autodescripción de su proceder (Ssorin-Chaikov, 2018), eludiendo incluso retomar formalmente el concepto en sus doctrinas, aunque en su repertorio existen formulaciones que bien podrían ponerse en relación o albergar dicha noción. Tal es el caso tanto de las “guerras de nueva generación” o “nuevo tipo de guerra” (Thomas, 2017; Gerasimov, 2019), como la “dominación de espectro completo” (JCOS, 2000).
Si prestamos atención a los elementos señalados, éstos han estado presentes en otros momentos de la historia, e inclusive formaron parte de los conflictos bélicos durante el Siglo XX, incumpliendo con ello las normatividades acordadas para llevar a cabo la guerra. Lo que ocurre es que algunos de estos rasgos se generalizaron con el lanzamiento de la “Guerra contra el Terrorismo”. Por ejemplo, a través de las incursiones militares en países sin que haya de por medio declaraciones formales de inicio de hostilidades, la implementación de centros de detención como Abu Grahib o Guantánamo, el incremento exponencial de las Operaciones Especiales o la proliferación del uso de vehículos no tripulados (uav) que han permitido llevar a cabo ataques a distancia, así como asesinatos encubiertos. Es por ello que, al mismo tiempo que se ha instaurado un “espacio panóptico global” (Gusterson, 2016) a través de las tecnologías de vigilancia o de la generalización del uso de drones, no se percibe una correlativa adaptación de las reglas del juego, sino que distintos actores disponen ahora de esos mismos mecanismos de intervención y ataque.
Lo característico de la época en que vivimos es que los conflictos contemporáneos se desarrollan en una zona gris entre la paz y la guerra (Almäng, 2019). Ese intersticio o zona de indefinición abarca aspectos espaciales, temporales y, por último, pero no menos importante, posibilita la producción de sentidos sociales en los que se diluye el ámbito civil y militar, así como la experiencia de conflictividad bélica que se normaliza en la cotidianidad. Entre otras cosas, esto obedece al resquebrajamiento del orden interestatal y su legitimidad, si bien remite a una experiencia acotada a un par de centurias (a lo sumo) y que en amplias regiones de África, Asia y América Latina y el Caribe tuvo un carácter claramente distinto a la prédica Occidental.
Lo que se amplifica es la conformación de formas de conflictividad permanentes detrás de las cuales es notoria una militarización generalizada y que penetra todos los ámbitos de la vida social, al mismo tiempo que es relanzada la disputa de porciones del planeta, como ocurrió durante la Guerra Fría. En esta dinámica tiene un lugar destacado la difusión de propaganda que abarca aspectos diversos y que en lo sucesivo no hará sino profundizarse. Entre los elementos que de manera cualitativa actualizan fenómenos ya presentes, destacan innovaciones tecnológicas y en especial la centralidad/dependencia que nuestras sociedades comportan respecto al mundo informático y la internet.
Por último, es preciso señalar que la capacidad de llevar adelante una estrategia que al mismo tiempo se desarrolle en ámbitos de información, inteligencia, operaciones especiales, propaganda, formas de guerra económica y penetración cultural, e incluya la activación o utilización de actores armados no estatales o paramilitares (proxy wars) está acotada a los Estados en la disputa hegemónica.
En lo que respecta a América Latina y el Caribe, en donde también se ha importado este concepto de moda, no debemos perder de vista que las estrategias de desestabilización y socavamiento de nuestras sociedades están presentes desde hace décadas, si bien sus mecanismos de intervención se actualizan y perfeccionan. Esto incluye, tanto el aggiornamiento de la contienda en el terreno de la propaganda y la información (que incluye ahora las redes sociales), como el recurrir a fenómenos diversos de privatización de la seguridad y la violencia.
- David Barrios forma parte de OLAG, donde se dedica a estudiar las formas de militarización contemporáneas, especialmente en América Latina y el Caribe. davidbarrios@iiec.unam.mx
Fuentes consultadas
· Almäng, J., 2019, “War, vagueness and hybrid war”, Defence Studies, Routledge, 1–16.
· Fridman, Ofer, 2017, “Hybrid Warfare or Gibridnaya Voyna?”, The RUSI Journal, 162:1, 42-49
· Gerasimov, Valery (traducido del ruso por Harold Orenstein), 2019, “2018 Presentation to the General Staff Academy «Thoughts on Future Military Conflict»”, Military Review online exclusive, enero.
· Gusterson H, 2016, Drone: Remote Control Warfare, Cambridge, Massachusetts, MIT Press.
· Hoffman, Frank, 2007, Conflict in the 21st Century: The rise of hybrid wars, Potomac Institute for policy studies, Virginia.
· Joint Chief of Staff, 2017, Joint Publication I Doctrine for the Armed Forces of the United States, Washington.
· ------------------------, 2000, Joint Vision 2020, Washington.
· Korybko, Andrew, 2015, Hybrid Wars: The indirect adaptative approach to regime change, Institute for Strategic Studies and Predictions, Moscú.
· Nikolai Ssorin-Chaikov, 2018, “Hybrid Peace: Ethnographies of War”, Annual Review of Anthropology.
· Nemeth, William J., 2002, “Future war and Chechnya : a case for hybrid warfare”, Naval Postgraduate School Monterey, California.
· Thomas, Timothy (Teniente Coronel retirado), 2017, “The Evolving Nature of Russia’s Way of War”, Military Review (julio-agosto), Kansas.
https://www.alainet.org/es/articulo/203107
La guerra hibrida: el teatro del poder globalista
Por Juan Facundo Besson*
2017
La nueva sinarquía [1] globalista gerenciada por el unipolarismo estadounidense, está en un proceso de reconfiguración estratégica en función de su duro revés en Irak y Afganistán. En este marco de reformulación, las llamadas guerras de tercera y cuarta generación empezaron a perder entidad y como corolario comenzaron a aparecer nuevas modalidades de intervención donde se conjugan múltiples tácticas y actores. En este sentido, podemos encontrar que los orígenes de la llamada guerra híbrida son modestos, pero pronto fueron adquiriendo una resonancia inusitada en círculos de expertos civiles y militares.
Podemos tomar esta categoría polemológica [2] como un nuevo tipo de guerra que “viene a dar por superada la guerra asimétrica”.[3] La causa de esta reconfiguración estriba en la dificultad de la principal potencia militar mundial -los Estados Unidos– para derrotar a fuerzas insurgentes y warlords[4] en Estados fallidos -Afganistán e Irak-. A lo cual se sumó la de Israel para hacer lo propio con Hizbollah[5] en el conflicto del verano de 2006. Dicho con otras palabras, no se trata de un debate meramente académico, ni tampoco de una disquisición teórica separada de la realidad. Al revés, el origen de este nuevo debate reside en la necesidad de adaptación a escenarios que ya no responden a los estándares de las guerras clásicas o convencionales.
Los conflictos híbridos implican esfuerzos a diferentes niveles, con el objetivo de desestabilizar un estado funcional y provocar una polarización de su sociedad. A diferencia de lo que ocurre en la guerra convencional, el centro de gravedad de la guerra híbrida es un sector determinado de la población. El enemigo trata de influenciar a los estrategas políticos más destacados y a los principales responsables de la toma de decisiones combinando el uso de la presión con operaciones subversivas. El agresor a menudo recurre a actuaciones clandestinas para no asumir la responsabilidad o las posibles represalias.
De acuerdo a lo señalado por el analista internacional Andrew Korybko, la guerra híbrida supone en la práctica, la transición desde la revolución de color[6] a una guerra no convencional con el fin de buscar el cambio de régimen o el federalismo identitario en un Estado objetivo. Enfatiza que “(…) el gran objetivo detrás de cada guerra híbrida es interrumpir proyectos de conexión multipolar transnacionales a través de diversos conflictos de identidad provocados externamente (étnicos, religiosos, regionales, políticos, etc.) dentro del objetivo de un estado de tránsito”.[7] La guerra híbrida es vista como la última forma de agresión que está realizada por las fuerzas unipolares contra el orden mundial multipolar emergente, y el modo indirecto en que es practicado, protege al perpetrador de las repercusiones inmediatas y así incrementa el atractivo de esta estratagema.[8]
Siguiendo la obra de Andrew Korybko “Guerras Híbridas: Aproximación adaptativa indirecta al cambio de régimen” se puede señalar que las revoluciones de color se configuran cuando las organizaciones no gubernamentales (en adelante ONGs) y las agencias de inteligencia trabajan para cultivar grupos con fachada de sociedad civil en el interior de los estados objetivo.[9] Antes de que cualquier hostilidad comience, las ONGs y las agencias de inteligencia pasan su tiempo fomentando entre la población el sentido de diferencias profundamente arraigadas que por lo general se centran en alguna forma de identidad, ya sea real, imaginada o exagerada, con el fin de fabricar un resentimiento antigubernamental más intenso.
Las revoluciones de color pueden ser generalmente concebidas como “protestas populares presuntamente legítimas” externamente organizadas o desencadenadas desde el extranjero y promovidas por los principales medios de comunicación y redes sociales que apuntan a derrocar al gobierno a través de medios supuestamente “pacíficos”. En realidad, las revoluciones de color tienen una tendencia alarmante de evolucionar hacia el terrorismo urbano y los disturbios, pero la percepción occidental de estos movimientos es que son “pacíficos” y que cualquier violencia por su parte es debida a las “provocaciones” del gobierno local. De nuevo, la realidad de la situación refuta esta caracterización, dado que la violencia de la revolución de color es desencadenada por los mismos “manifestantes”, tanto a través de una muchedumbre que se ha formado como resultado de la psicología de masas siendo transformada en el arma que esperaban los organizadores, o a través de unos pocos provocadores en su lado. Esto no significa que todo el mundo que levanta una pancarta y marcha a través de una plaza de la ciudad sea un “agente extranjero”.[10]
Las revoluciones de color por tanto, funcionan mejor cuando hay algún grado de insatisfacción genuina hacia un Estado o gobierno objetivo o parte de su agenda, y esto ayuda a atraer “naturalmente” más gente al incipiente movimiento de cambio de régimen al reducir el “coste de entrada” para ganar acceso a la confianza de sus conciudadanos. Si la gente ya está cuestionándose a su gobierno, tanto por sí mismos como debido al precondicionamiento informativo desde elementos anti-gubernamentales -sean extranjeros o nacionales-, entonces ya son mucho más receptivos al tipo de retórica lanzada por los organizadores de la revolución de color y sus patrocinadores.[11]
Lo que empieza como una “protesta popular” aparente, podría de este modo evolucionar hacia una guerra civil o internacional dependiendo de las circunstancias, escenarios, y motivaciones involucradas. Mientras que la guerra total es una consecuencia muy común de las revoluciones de color fallidas en sociedades no-occidentales, las occidentales se enfrentan a riesgos similares, no obstante, de una intensidad menor y principalmente organizadas a lo largo de líneas de conflicto social-racial. Según Korybko cuando un intento de revolución de color fracasa, como desgraciadamente para EEUU ocurrió en Siria en 2011, el plan de sustitución es implementar una guerra no convencional aplicada directamente sobre la infraestructura social y los métodos organizativos anteriores.
Es importante apuntar, sin embargo, que también hay revoluciones de colores inversas tales como los movimientos anti-OTAN en Serbia y Montenegro,[12] y las manifestaciones patrióticas en la República de Macedonia que venció los dos intentos consecutivos de revolución de color por EEUU Estos ejemplos prueban que la tecnología de la revolución de color ahora ha proliferado desde el terreno de los “actores no-estatales” occidentales, a los no-occidentales que están genuinamente fuera del control de cualquier Estado extranjero.
El papel de las ONGs en la revolución de color
Casi todas las ONGs vinculadas al extranjero, aparte de aquellas dedicadas puramente al trabajo humanitario con la supervisión y permiso explícitos del Estado anfitrión, se dedican a precondicionar a la población objetivo para que acepten las narrativas construidas. Aquellas sobre todo enfocadas sobre temas históricos, sociales y/o políticos, que apuntan a modelar la mentalidad de la audiencia y contribuir a la formación de identidades absolutamente nuevas o a reformar las existentes.
Las ONGs trabajan junto a los portales mediáticos -nuevos y tradicionales- en la difusión de estas ideas y la multiplicación del efecto que tienen en la alteración de las conciencias de sus audiencias, así como en promocionar la organización y los objetivos predeterminados de sus mecenas para fomentar la separación identitaria convertida en arma. “Hechos” falsos, desacreditados y cuestionables, circulan habitualmente en el triángulo información-medios-academias de las comunidades y agentes favorables para extender las nuevas mitologías, que de manera resultante, causan una ingeniería social en las mentalidades de los perfiles demográficos objetivo, a través de la ilusión elaborada de que “voces acreditadas” están apoyando tales nuevas mitologías.[13]
En China son conocedores de las herramientas utilizadas por la potencia hegemónica para establecer redes de influencia y desestabilización en el mundo, especialmente allí donde estén en juego intereses estratégicos y geopolíticos, el último borrador de la nueva ley para las ONG extranjeras prevé la supervisión policial y controles más estrictos sobre sus vías de financiación.[14]
Una vez que la infraestructura social e informativa han realizado el acondicionamiento previo, llega la etapa en la que los patrocinadores externos tienen confianza en su potencial para alterar la situación política en el Estado objetivo, poniéndose en escena una provocación con el fin de crear un disparador ‘verosímil’ para situar en vanguardia públicamente al movimiento antigubernamental e iniciar abiertamente el esquema de desestabilización.
Si la revolución de color, o presión “suave”, no llega a cosechar los dividendos deseados, entonces este movimiento se transforma en una guerra no convencional, o presión “dura”, a través de una serie de etapas escaladas. Cuando esto sucede, algunos de los revolucionarios de color se transforman en terroristas insurgentes, apoyados entonces por los Estados vecinos pro-estadounidenses. Con una ayuda que se canaliza mediante combatientes adicionales, armas y ayuda material a sus representantes.
El pasaje a la guerra no-convencional
La guerra no-convencional es la segunda y más lógica etapa de una revolución de color que se convierte en su intensificación “lógica” por el fracaso de una “pacífica revolución popular” para derrocar a un gobierno. Puede ser fácilmente resumida como la violencia cometida por alguien fuera de un uniforme militar y por fines políticos. En la relevancia práctica sobre el tema que estamos abordando, la guerra no-convencional empieza estallar en el momento que un “manifestante” lanza una roca o un cóctel molotov, y se vuelve más extrema cuando hay individuos que recurren a la guerra de guerrillas o al terrorismo.
Frente a la derrota en las calles, los organizadores extranjeros puede que no quieran abandonar su objetivo, de ahí el motivo por el que fomenten que sus cohortes[15] tomen parte en la violencia y la guerra no-convencional para intensificar la crisis política y llevarla a un nivel cualitativamente nuevo de emergencia en la seguridad nacional. Este caso sigue tras una revolución de color fracasada que occidente puede vender como que ha sido derrotada solamente debido a “los asesinatos autoritarios tiránicos” de un “dictador”, entonces toma un significado totalmente diferente y se convierte en una “causa” para que el público (occidental) “global” se reúna para dar apoyo.
Cuando la Revolución de Color experimenta la transición gradual hacia una guerra híbrida mediante la evolución hacia una Guerra No-Convencional, hay mucho del anterior arreglo estructural tras la escena que simplemente sigue igual pero con un nombre diferente. Muchas de las redes de ONGs y su personal, evolucionan hacia insurgentes armados o proporcionan a los combatientes apoyo informativo, organizativo, logístico, y/o material.
Si el gobierno no se altera, cambia, o reinicia tras experimentar la coerción “pacífica” de la Revolución de Color con la que los intereses extranjeros y sus ONGs -cual soldados de a pie- intentan forzarlo “democráticamente”, entonces el gobierno o gobiernos tras la farsa, pueden tomar la decisión de iniciar una guerra híbrida mediante la transición desde una Revolución de Color hacia una Guerra No-Convencional. No siempre se garantiza que este sea el caso, dado que algunas veces, ciertos disturbios de Revolución de Color no están plenamente respaldados por sus patrocinadores extranjeros y redes de ONGs, y en cambio son exámenes de prueba para evaluar las vulnerabilidades estructurales, así como las respuestas, y otro tipo de inteligencia valiosa que podría ser muy útil en un futuro escenario de alteración de régimen, cambio de régimen, o reinicio de régimen que esté apoyado con más determinación para esos propósitos. Después de todo, si el Estado es lo bastante fuerte como para defenderse contra este ataque asimétrico usando las medidas de seguridad democrática o la futura insurgencia carece de la viabilidad a largo plazo para sostener una campaña exitosa de guerra híbrida de alteración de régimen, cambio de régimen, o reinicio de régimen, entonces puede que los patrocinadores extranjeros retiren su apoyo para la agitación y esperen hasta que otra oportunidad futura pudiera ser maquinada en un momento más decisivo.
La guerra hibrida: ¿estamos ante una nueva generación?
A modo de conclusión me parece pertinente destacar que algunos analistas encuadran a la guerra hibrida dentro de las denominadas guerras de sexta generación. En función de que abarcan todos los aspectos posibles de desestabilización del país contra el que se acciona, esto incluye su economía, su moneda, sus redes de abastecimiento, sus redes de distribución y comercio, su producción, su cultura popular, sus valores éticos y morales, sus formas de gobierno, sus instituciones del Estado, sus líderes políticos, su integridad territorial, sus partidos políticos, sus organizaciones populares y movimientos sociales. Esta nueva modalidad ataca con un plan muy bien estructurado desde los thinks tanks[16] de las fuerzas aliadas de los EEUU a todos los factores antes mencionados siendo su principal ámbito de acción el control de la información y comunicación tanto nacional como internacional, causando así un efecto devastador en la manipulación de las matrices de opinión contra el Estado objetivo. La guerra de sexta generación según Roso Grimau, persigue la destrucción del orden jurídico internacional, la creación de enemigos necesarios, la destrucción de los Estados-nación, y se hace uso de la guerra económica total y de la ciberguerra, entrenando, creando, financiando y utilizando “ejércitos difusos”, y hasta se llega a la creación de “Estados difusos” como el Estado Islámico.[17]
*Abogado Juan Facundo Besson, integrante del Centro de Estudios e Investigaciones Sociales, Políticas y Jurídicas “Renato Treves”, colaborador del CEIEP.
NOTAS
[1] Entendida la segunda acepción del Diccionario de la RAE, como: “2. Influencia, generalmente decisiva, de un grupo de empresas comerciales o de personas poderosas en los asuntos políticos y económicos de un país.”
[2] Polemología (del griego [polemos] “guerra”, “conflicto”- y [logos]-“estudio”): es un neologismo acuñado por el sociólogo francés Gastón Bouthoul. Se define como el estudio objetivo y científico de las guerras como fenómeno social susceptible de observación, encaminado a prevenir y resolver los conflictos internacionales que las pueden desencadenar. Se pueden citar otros autores que abordaron el significado bélico desde una perspectiva polemológica como: Carl Von Clausewitz, Colmar von der Goltz, Carl Schmitt, Julen Freund, Liddell Hart y Juan Domingo Perón entre otros.
[3] Esteban Villarejo, “La nueva guerra híbrida”, en ABC, 29 de octubre de 2014. Cita como fuente un informe del IEEE y varios autores.
[4] Jefes de guerra: Termino que sirve para hacer referencia a una persona con poder que tiene de facto el control militar y el poder político de un área subnacional, gracias a un grupo de fuerzas armadas leales al señor de la guerra y no a la autoridad central. También puede referirse a alguien que sigue el ideal de que la guerra es necesaria, llegando a convertirla en la forma de vida de su gente, y que tiene los medios y la autoridad para declarar una. También pueden ser llamado caudillo militar o adalid.
[5] Organización islámica musulmana chií libanesa que cuenta con un brazo político y otro paramilitar. Fue fundado en el Líbano en 1982 como respuesta a la intervención israelí de ese momento.
[6] El nombre “revolución de color” está relacionado con el uso simbólico de colores o nombres de flores que suelen adoptar los manifestantes como elementos de identificación (la Revolución de las Rosas en Georgia, la Revolución Naranja en Ucrania, la Revolución de los Tulipanes en Kirguistán, etc.). La invención de la categoría se lo debemos a Gene Sharp, filósofo, político, profesor y escritor estadounidense, autor de los libros “La política de la acción no violenta” y “De la dictadura a la democracia”.
[7] Andrew Korybko, “guerras híbridas y seguridad democrática”
[8] Andrew Korybko, “las ONGs y la mecánica de la guerra híbrida” consultado el 21 de mayo de 2017 en
[9] Es el Estado Nacional recipiendario de la injerencia extranjera indirecta –por medio de ONGs, medios masivos de comunicación y redes sociales, grupos de activistas, personajes influyentes, etc- , a través de la cual se busca cambiar el líder por otro más obediente a los intereses del Estado extranjero.
[10] Ketehon, Entrevista al referente a las guerras híbridas con andrew korybko
[11] Ibidem.
[12] Para mayor información véase “Marcha serbia contra la OTAN” y “Primer ministro serbio asegura que su país no ingresará en la OTAN”.
[13] Andrew Korybko, “Revoluciones de color y cultura: patriotismo vs. nacionalismo”
[14] Katehon, “guerra no convencional: china incrementará el control sobre las ongs extranjeras”
[15] Categoría tomada de la cohorte romana que era una unidad táctica de infantería del antiguo ejército romano.
[16] Es una institución o grupo de expertos de naturaleza investigadora, cuya función es la reflexión intelectual sobre asuntos de política social, estrategia política, economía, militar, tecnología o cultura. Pueden estar vinculados o no a partidos políticos, grupos de presión o lobbies, pero se caracterizan por tener algún tipo de orientación ideológica marcada de forma más o menos evidente ante la opinión pública. De ellos resultan consejos o directrices que posteriormente los partidos políticos u otras organizaciones pueden o no utilizar para su actuación en sus propios ámbitos.
[17] Grimau, Roso, “Conoce sobre las guerras de sexta generación”
Copyright © Todos los Derechos Reservados. Licencia bajo CC BY-ND-SA]
Tags: Estados fallidos, Guerras híbridas, Revolución de color
30 de junio de 2017
http://ceiep.org/la-guerra-hibrida-el-teatro-del-poder-globalista/
Prosigue la Guerra Híbrida contra los proyectos nacionales soberanistas en América Latina
Katehon
19.04.2016
Haciendo un breve repaso de lo acontecido durante la semana pasada en Iberoamérica, cada vez parece más claro que la misma se enfrenta a una nueva ofensiva del vecino del norte con objeto de controlar el "patio trasero" e impedir que las naciones sudamericanas persigan sus propios intereses y objetivos. No obstante, y a diferencia de operaciones anteriores como el famoso Plan Cóndor, que se desarrolló en varios lugares de América y que contó con la colaboración de los servicios de inteligencia de EEUU (suponiendo la instauración de un sistema de represión mediante dictaduras en diferentes países de la región durante la década de los 70 y principios de los años 80), las actuales operaciones contra los legítimos gobiernos del cono sur americano siguen las directrices de la conocida como "Guerra híbrida".
Como se explica en el Manual de Guerra no convencional de las Fuerzas Especiales de EEUU (2010): "Los esfuerzos de EEUU con la Guerra no convencional están dirigidos a explotar las vulnerabilidades psicológicas, económicas, militares y políticas de un país adversario, para desarrollar y sostener las fuerzas de la resistencia y cumplir los objetivos estratégicos de EEUU". Así, el objetivo central es interrumpir los proyectos nacionales y transnacionales multipolares dentro de un país, a través de conflictos de identidad (étnicos, religiosos, políticos, etc.) provocados externamente. En el caso concreto de Brasil, la asociación económica BRICS parece ser uno de los principales objetivos de esta "Guerra Híbrida", entre otras muchas razones, por su plan de realizar el comercio internacional en las monedas propias, evitando el dólar norteamericano, por la creación del Nuevo Banco de Desarrollo del BRICS, o por su intención de aumentar la integración en Eurasia.
Y así al menos parece que lo perciben los distintos líderes políticos que en los últimos días se han manifestado con claridad al respecto, como Rafael Correa, Evo Morales, Nicolás Maduro, Dilma Rousseff o Cristina Fernández de Kirchner.
ECUADOR
El presidente de Ecuador, Rafael Correa, hizo un llamamiento el jueves de la semana pasada a la unidad de los pueblos sudamericanos y del Caribe para impedir "los ataques desestabilizadores y golpistas" por parte de las fuerzas "hambrientas de poder". Correa advirtió sobre la posibilidad de un nuevo Plan Cóndor contra determinados gobiernos de la región, pero subrayó que "la unidad de los países libres y soberanos dejará la conspiración sin éxito". "Seguiremos dando la batalla desde la calle" con los que observan a diario "el verdadero cambio histórico que vive el continente suramericano", dijo Correa, resaltando a su vez los avances en educación, salud y cultura que se han producido durante su mandato. Las manifestaciones del presidente ecuatoriano tuvieron lugar en el contexto de masivas movilizaciones para respaldar al Gobierno y contrarrestar las protestas convocadas por la oposición, que se concentró en diferentes zonas de la capital contra el plan del mandatario para aplicar nuevos impuestos, entre ellos, a la salida de capitales del país.
BOLIVIA
Por su parte, en Bolivia, apenas un par de días después, el presidente Evo Morales alertó a los pueblos sudamericanos sobre la nueva modalidad de la derecha neoliberal para derribar gobiernos, utilizando golpes judiciales y parlamentarios en lugar de asonadas militares o civiles. "Ahora los golpes ya no son militares ni civiles, son de carácter judicial y parlamentario, y las campañas mediáticas y políticas están orientadas a debilitar la imagen de los gobernantes antimperialistas y dañar la estabilidad de los países", subrayó. "Para llegar donde hemos llegado en Bolivia", enfatizó Morales, "ha sido muy importante la unidad del pueblo, de todos los sectores sociales. Habrá acusaciones, mentiras, y los neoliberales -más conocidos en el país como los "vendepatrias" intentarán todo para acabar con este proceso", añadió.
"Los hemos derrotado en todas las batallas anteriores, subrayó, pero en el referendo del 21 de febrero pasado no pudimos vencerlos en las redes sociales, una nueva forma que utilizaron para hacer campañas políticas basadas en mentiras y la manipulación", dijo Morales tras repasar las distintas tentativas para echarle del poder. "Con la unidad del pueblo y los distintos sectores sociales, este proceso va a continuar, y seguirá inaugurando obras porque la economía nacional continúa creciendo, como ya reconocen los organismos internacionales cuando hablan del modelo económico boliviano". "Antes decidían aquí los "Chicago boys" y hoy lo hacen los "Chuquiago (palabra aymara) boy", es decir, aclaró el mandatario, "antes decidían los gringos nuestras políticas y hoy lo hacemos los indios bolivianos", recalcó.
Después de reiterar su solidaridad con la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva y la exmandataria de Argentina, Cristina Kirchner, sometidos a feroz ataque mediático, Morales dijo que se busca cualquier pretexto para inhabilitar a Lula como candidato a las próximas elecciones de Brasil.
BRASIL
El propio Lula da Silva en un acto celebrado en Río de Janeiro el lunes día 11, acusó al vicepresidente Michell Temer y al presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, de ser los principales autores del plan de destitución de Rousseff (Cunha, uno de los promotores de la convocatoria de destitución, es investigado por su presunta participación en el escándalo de corrupción en la estatal Petrobras, y sobre él recaen además varias investigaciones por presuntas actividades ilícitas). El acto coincidió con una masiva concentración de apoyo a la presidenta brasileña cerca del edificio de Congreso, después de que la comisión parlamentaria aprobara que la mandataria sea sometida a un juicio político por acusaciones de violar leyes fiscales. 38 diputados de la comisión especial de legisladores votó por el juicio político, mientras que 27 lo rechazó. La sesión de juicio político pasó al Congreso, donde el domingo a la noche se tomó la decisión de admitir la solicitud de destitución. Si después el Senado la ratifica, Rousseff sería separada de su cargo por un plazo máximo de 180 días en espera de que la Cámara alta dé su fallo definitivo.
Dilma Rousseff, por su parte, califica de intento de golpe de Estado la decisión de un juicio político en su contra. Advirtió también de que en los próximos días pudieran producirse ataques desesperados de quienes pretenden dar un golpe de Estado en el país a través del proceso de "impeachment". "Hay que estar atentos y vigilantes, los golpistas intentarán de todo: tomar las calles, intimidarnos, dar a conocer nuevas filtraciones ilegales y facciosas, formular nuevas acusaciones sin pruebas y levantar calumnias", afirmó Rousseff, quien añadió: "El golpe no es contra mí, sino sobre todo contra el proyecto que yo represento y que en los últimos 13 años contó con el apoyo del pueblo y el trabajo incansable de los movimientos sociales y aquellos que querían ver un Brasil más fuerte y con iguales oportunidades para todos".
Pero el "impeachment" de Rousseff por supuesta adulteración de las cuentas públicas han provocado no solo el rechazo de la propia presidenta, sus simpatizantes y algunos países regionales como Bolivia, Ecuador y Chile, sino también de ciertos organismos internacionales, como la OEA, o la UNASUR, que mostró su preocupación por el avance del proceso sin que se haya comprobado la comisión de delito alguno.
VENEZUELA
Parecida situación de acoso se vive en Venezuela, donde el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) declaró inconstitucional la ley de Amnistía aprobada por el Parlamento, para poner en libertad a violadores de los derechos humanos, criminales comunes y opositores encarcelados. Entre las razones del Tribunal, destaca la infracción del artículo 29 de la Carta Magna y de los acuerdos internacionales firmados por el Gobierno, tales como el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y la Declaración Universal de Derechos Humanos. Nadie sabe qué consecuencias traerá una decisión de este tipo para la democracia venezolana, pues si el Estado -y hay recordar que el Parlamento donde domina la oposición es parte del Estado- viola las leyes, tácitamente da un aval al resto de la sociedad para que lo haga también.
Esta decisión provocó diversas y significativas reacciones, como la del Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU, que expresó "serias preocupaciones" sobre la imparcialidad de la justicia en su país. Por su parte, el diario estadounidense The Washington Post dedicó un duro editorial al Gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela, en el que aseguró que la situación en el país requiere de forma "desesperada" la intervención política por parte del resto de Estados americanos.
Frente a estos ataques, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, denunció este jueves ante la ONU un "acoso permanente" para tratar de "aislar" a Venezuela. Días antes, Maduro criticó a Washington por sus políticas intervencionistas en otros países del mundo. “El imperio se ha encargado de sembrar el odio a través del intervencionismo”, adujo el jefe del Gobierno venezolano en una ceremonia celebrada para homenajear los 14 años del golpe de Estado del 11 de abril de 2002, perpetrado por la derecha venezolana y apoyada por EEUU contra el difunto presidente Hugo Chávez. También urgió al presidente estadounidense Barack Obama a derogar el decreto presidencial que renovó contra Venezuela, en l que califica al país Caribeño como una amenaza para la seguridad de EE.UU. Además, anunció la creación de la Comisión por la Verdad que investigará la violencia ocurrida en las protestas antigubernamentales de 2014, bajo el patrocinio del secretario general de la Unasur, para garantizar la “no repetición de golpes de Estado, de guarimbas y de atentados” orquestados por el sector de la derecha. Maduro denunció además que Venezuela es asediada financieramente en el ámbito internacional mediante ataques desde Estados Unidos para boicotear el acceso y facilitación de créditos a ese país latinoamericano.
ARGENTINA
Por su parte, en Argentina, el ministro de Hacienda, Alfonso Prat-Gay, gestionando en Washington nuevos préstamos, admitió que su gobierno endeudará mucho más al país que lo fijado por el Congreso para pagar a los fondos buitre, emitiendo bonos de deuda hasta 15 mil millones de dólares, cuando tanto el Senado como la Cámara de Diputados fijaron la cifra en 12 mil millones. Lo declarado por Prat-Gay para justificar el oneroso endeudamiento es lo mismo que dijeron Carlos Menem y su ministro de Economía Domingo Cavallo, que hundieron al país en la crisis más profunda de su historia.
Mientras tanto, miles de argentinos acudieron el aeropuerto Jorge Newbery de Buenos Aires para recibir a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien debió presentarse el miércoles ante la justicia para responder a las preguntas sobre la acusación de la oposición que vincula a la exmandataria con el caso de “fraude contra la administración pública” por las ventas del dólar futuro, gestionada por el Banco Central durante el Gobierno de Fernández. La propia Cristina Fernández instó al pueblo argentino a crear un Frente Ciudadano que defienda la libertad y todas las conquistas sociales alcanzadas en los últimos 12 años, y llamó a unir esfuerzos para garantizar la protección de sus derechos, ante las acciones neoliberales del actual mandatario, Mauricio Macri, que en sólo cuatro meses al frente de la nación argentina ha devaluado en un 40% la moneda nacional, ha triplicado las tarifas de servicios básicos y pactó con los fondos buitre el pago de una deuda que le costará a los argentinos 12.000 millones de dólares.
PERÚ
En Perú, aunque expresidentes neoliberales peruanos como Alan García y Alejandro Toledo entraron en el ocaso político tras la severa derrota electoral sufrida en los comicios, la también neoliberal Keiko Fujimori, de Fuerza Popular (derecha), ganó las elecciones celebradas el domingo en Perú con casi el 40 por ciento de los votos, pero tendrá que disputar una segunda vuelta con Pedro Pablo Kuczynski (ex ministro de Economía y ex funcionario del Banco Mundial, neoliberal también), de Peruanos Por el Kambio, quien supera a Verónika Mendoza, del Frente Amplio.
Las Ong y la mecánica de la Guerra Híbrida
Las ONG “vinculadas al extranjero” por todo el mundo juegan un papel irremplazable en el fomento de las guerras híbridas. La ley de la guerra híbrida declara que este tipo de conflictos son conflictos identitarios fabricados, predicados para desbaratar, controlar, o influenciar los proyectos de infraestructura conectivos transnacionales y multipolares en países clave de tránsito por medio de la representación de: Alteración de régimen, Cambio de régimen, o Reinicio de Régimen (en adelante, ACR-R). Estas tres tácticas también podrían ser descritas como concesiones políticas, como transición de liderazgo “pacífica” o violenta, o como alteración del Estado fundamentalmente a través de medios tales como la descentralización presionada para conducir hacia una federación identitaria fácilmente manipulable.
En cuanto a los tipos de conflictos identitarios que se espera que abarquen las guerras híbridas, pueden ser categorizados como históricos, étnicos, religiosos, socio-económicos, y geográficos (tanto en términos de pertenencia político-administrativa como regional). El incitador para la guerra híbrida podría ser premeditado o casual, pero en ambos ejemplos, los escenarios de conflictos son impulsados por la participación crucial -pública o discreta- de las ONG vinculadas al extranjero (en cuanto a financiación, dirección, alianzas, etc.), de ese modo se justifica la razón por la que están siendo estudiadas en este análisis junto con las últimas tendencias bélicas.
1. Precondiciones
Casi todas las ONG vinculadas al extranjero (en adelante mencionadas simplemente como ONG) aparte de aquellas dedicadas puramente al trabajo humanitario con la supervisión y permiso explícitos del Estado anfitrión, se dedican a precondicionar a la población objetivo para que acepten las narrativas construidas. Aquellas sobre todo enfocadas sobre temas históricos, sociales y/o políticos, que apuntan a modelar la mentalidad de la audiencia y contribuir a la formación de identidades absolutamente nuevas (por ejemplo, “kosovares”) o a reformar las existentes (por ejemplo, desde el patriotismo al nacionalismo, o de la ciudadanía inclusiva a los anhelos separatistas exclusivos).
Las ONG trabajan junto a los portales mediáticos -nuevos y tradicionales- en la difusión de estas ideas y la multiplicación del efecto que tienen en la alteración de las conciencias de sus audiencias, así como en promocionar la organización y los objetivos predeterminados de sus mecenas para fomentar la separación identitaria convertida en arma. “Hechos” falsos, desacreditados y/o cuestionables, circulan habitualmente en el triángulo información-medios-academias de las comunidades y agentes favorables para extender las nuevas mitologías, que de manera resultante, causan ingeniería social en las mentalidades de los perfiles demográficos objetivo, a través de la ilusión elaborada de que “voces acreditadas” están apoyando tales nuevas mitologías.
Las semillas de ideologías nuevas y/o históricamente desmentidas tales como Liberalismo y Nazismo son plantadas en las mentes de la audiencia y regadas con un conducto constante de información favorable diseñada para incrementar su atractivo y construir los cimientos para la venidera táctica anti-gubernamental. Después de ser adoctrinados con liberalismo, por ejemplo, cualquiera puede ser más susceptible de jugar el papel de “tonto útil” y manifestarse agresivamente contra su gobierno, mientras que los creyentes en el nazismo y el “nacionalismo” de la época de la segunda guerra mundial pueden ser animados a realizar odiosas provocaciones contra sus “enemigos” históricos.
Ambas categorías de impronta ideológica son así de igualmente útiles en promocionar el conjunto de objetivos políticos dentro del Estado objetivo, con el fundamento promovido siendo dependiente de lo que está concebido para ser el final exacto del conflicto. El liberalismo es más susceptible de formar nuevas identidades con propósitos separatistas, mientras que el nazismo (o “nacionalismo extremo” para generalizar) tiene un papel en la generación de furiosos odios anti-gubernamentales y la provocación conflictos interestatales (por ejemplo la Ustacha croata intenta obsesivamente la desestabilización de Bosnia y la provincia norteña serbia de Voivodina).
2. Financiación
Las ONG deben recibir su dinero de algún modo, y a parte de mendigar (o “solicitar donaciones” como ellas lo denominan) en las calles por algún dinero extra, la mayoría de ellas reciben el grueso de su financiación desde una de estas tres fuentes principales:
Gobiernos:
El gobierno de los EEUU financia organizaciones tales como “National Endowment for Democracy” (en castellano, “Fundación Nacional para la Democracia”, auto-descrita en 1991 como organización que hace lo que la CIA solía hacer de manera encubierta 25 años antes de entonces) para comportarse como frentes de inteligencia público-privados en el extranjero, que mezclan la experiencia de agentes profesionales con una “negación plausible” de civiles.
Corporaciones:
Ciertas compañías pueden tener interés en desplegar de manera independiente sus propias ONG, tanto si es para hacer lobby en nombre sus intereses como si es para agitar contra sus oponentes, con esta intensificación potencial hasta el nivel de poner presión de tipo ACR-R (Alteración, Cambio, Reinicio de Régimen) en unos u otros gobiernos para estos propósitos.
“Filántropos”:
Donantes “privados” tales como George Soros y los príncipes saudíes manejan la Fundación Soros y las “organizaciones caritativas islámicas” respectivamente (estas últimas siendo las primeras redes de ONG a nivel mundial convertidas en arma a gran escala durante el periodo de la guerra de Afganistán en la década de 1980), con sus organizaciones habiéndose extendido por todo el globo en este momento, y algunas veces trabajando para promocionar sus sombríos intereses mano a mano con exclusivos clientes gubernamentales.
Cada una de estas tres diferentes fuentes proporciona financiación y entrenamiento para sus delegados (proxis) sobre el terreno, con el deseo de que tengan éxito en cultivar una comunidad de quinta y sexta columnistas para ayudar a sus objetivos. El entrenamiento organizacional y las técnicas organizativas son esenciales debido a la fuerza con que influyen en la efectividad del grupo, dado que a fin de cuentas, es habitual que los pequeños miembros del núcleo sean lo que verdaderamente cuenta, ya que sus cohortes y civiles afiliados, o bien son voluntarios, o bien son pequeños gastos temporales.
Las ONG también son muy útiles para sus patrocinadores porque funcionan como un intermediario en la entrega de sobornos y la transmisión de chantajes a diferentes individuos privados (por ejemplo periodistas) y figuras políticas, y si ellos operar en un entorno de “laissez faire” (dejar hacer), entonces ellos también podrían tomar parte de manera valiosa en diferentes escalas de actividades de blanqueo de dinero para estos fines o en apoyo de los intereses pecuniarios de sus patrocinadores. Incluso si son cogidos, el grado único de separación que ellos disfrutan “plausiblemente” respecto a sus patrocinadores debido a su estatus supuestamente “independiente”, es suficiente para proteger a sus partidarios de cualquier culpa “oficial”.
3. Testaferros
Las ONG han aprendido a emplear rostros y personal local para dotar al personal de sus oficinas en el extranjero, entendiendo que esto ayuda a desviar cualquier crítica inmediata sobre lazos extranjeros así como de simplistas “periodistas de investigación” que solo miren superficialmente en los pasaportes de la gente que ahí trabaja para trazar sus conclusiones. En realidad, aunque realmente esta política va menos en el sentido de borrar dichos enlaces de las ONG con el extranjero, que en el sentido de embaucar a la población con la que ellos planean interactuar, dado que normalmente los detectives esforzados son exitosos en el descubrimiento de las conexiones financieras, de comunicación y de personal que conectan a una organización investigada con una entidad extranjera.
Los individuos comunes en la calle, sin embargo, pueden no tener ni idea de que sus conciudadanos que les entregan pasquines antigubernamentales y les instigan a unirse a la protesta, pueden estar al servicio de entidades extranjeras, incluso si alguno del mismo personal del grupo no es ni consciente de esto. La falsedad que llega con el engaño a la gente para que se junte a una actividad u organización debido al hecho de que los lazos extranjeros que están tras ella, sean escondidos deliberadamente, demuestra que los patrocinadores de la iniciativa aceptan -a sabiendas- que a los lugareños probablemente les espantaría este tipo de cosas si supieran que estaban patrocinadas desde el extranjero. Debido a que muchos de ellos no tienen ni idea de esto, son más susceptibles de ser engañados para participar.
Junto a las líneas de testaferros de la ONG, debería mencionarse en relación a esto, que los futuros líderes del gobierno anti-gubernamental son algunas veces pastores (Zimbabue), monjes (Myanmar, la región autónoma del Tíbet), o estudiantes (las “típicas” revoluciones de color), todos ellos tienen una reputación internacional de ser aparentemente inocuos e inofensivos. No importa si esto era realmente cierto o no antes de “el evento” (las especificidades del cual serán pronto descritas), el hecho es que el momento en que esos actores supuestamente pacíficos empiezan a manifestarse agresivamente contra el gobierno, provocando conflictos con la policía y los militares, y algunas veces incluso atacando a los agentes del orden y a las propiedades públicas y privadas, han perdido su derecho a ser respondidos de un modo no-violento, justificando de tal modo las técnicas decisivas de control de masas (y algunas veces de mano dura) por parte de las autoridades.
Estos testaferros también juegan otro papel complementario, y es el de promover sus reputaciones presumiblemente pacíficas a través de canales mediáticos conspirativos que tienen interés en retratar a estos individuos como “tranquilos manifestantes pro-democráticos”, además de para editar selectivamente y desinformar deliberadamente de sus choques provocados con las autoridades como resultado de una “dictadura impopular y hambrienta de poder que asesina a su propia gente”. No importa que nada de esto sea fácticamente cierto, sino que, lo que cuenta es la percepción errónea intencionada, debido a la facilidad con que tales narrativas fabricadas pueden llevar completamente fuera de proporción a un evento local, regional, o nacional, y rápidamente transformarlo en una “crisis internacional” que estimule a que gobiernos extranjeros pongan presión muy publicitada sobre el estado objetivo.
4. Demandando “democracia”
La táctica que toda ONG políticamente afiliada (tanto si declaró abierta o secretamente esta disposición) termina persiguiendo es la táctica de presionar –finalmente- a su gobierno anfitrión en un intento para hacerlo más “democrático”. La razón por la que la “democracia” es tal obsesión para estas organizaciones y sus patrocinadores, no necesariamente tiene nada que ver con sus inherentes atributos “normativos” (la reiteración occidental más habitual de esta ideología), sino con su conveniente estructura en la que se eliminan regularmente los ciclos de liderazgo. Las “democracias” influidas por occidente tienen ciclos previsibles de elección que están comprendidos en la teoría de la guerra híbrida, como algo que representa nada más que oportunidades “pacíficas” para el cambio de régimen, y de aquí la actividad frenética a la que se dedican las ONG antes, durante, e inmediatamente después de este momento. La “democracia” occidental también está marcada por la inseparable cultura política de los lobistas (sobornadores legales) y de los portales mediáticos masivos motivados por lo comercial, provocando que sea mucho más fácil de intervenir -por parte de actores extranjeros y sus peones locales de ONG- en los procesos “democráticos” y secuestrarlos en la dirección de sus objetivos.
Si las elecciones no desembocan en el resultado deseado que están buscando las ONG y sus patrocinadores internacionales, o si el siguiente ciclo electoral no es hasta dentro de algunos años y estos actores se impacientan y/o creen que la ventana para lograr sus fines políticos puede cerrarse para ese tiempo, entonces conspirarán para ingeniar un evento que ponga presión sobre el gobierno para embarcarse en la ACR-R bajo la amenaza omnipresente de guerra híbrida.
Ejemplos del tipo de presión que podría ser ejercida contra las autoridades, son dramas relacionados con las elecciones, escándalos de corrupción (posiblemente desencadenados por escuchas telefónicas “filtradas” por la NSA y/o documentos, como el “golpe constitucional” de Brasil y el fallido intento de guerra híbrida en Macedonia), movimientos disruptivos de la “sociedad civil” (por ejemplo el “Yereván eléctrico” de Armenia), y la politización de tratos controvertidos (por ejemplo el Acuerdo de Asociación con la UE en Ucrania) que intente forzar una nueva o anticipada ronda electoral.
Si el gobierno no se Altera, Cambia, o Reinicia tras experimentar la coerción “pacífica” de la Revolución de Color con la que los intereses extranjeros y sus ONG -cual soldados de a pie- intentan forzarlo “democráticamente”, entonces el gobierno o gobiernos tras la farsa, pueden tomar la decisión de iniciar una guerra híbrida mediante la transición desde una Revolución de Color hacia una Guerra No-Convencional. No siempre se garantiza que este sea el caso, dado que algunas veces, ciertos disturbios de Revolución de Color no están plenamente respaldados por sus patrocinadores extranjeros y redes de ONG, y en cambio son exámenes de prueba para evaluar las vulnerabilidades estructurales, así como las respuestas, y otro tipo de inteligencia valiosa que podría ser muy útil en un futuro escenario ACR-R que esté apoyado con más determinación para esos propósitos. Después de todo, si el Estado es lo bastante fuerte como para defenderse contra este ataque asimétrico usando las medidas de Seguridad Democrática y/o la futura insurgencia carece de la viabilidad a largo plazo para sostener una campaña exitosa de guerra híbrida ACR-R (quizá si no puede construirse a tiempo un arreglo regional efectivo del tipo “encabezar desde atrás”), entonces puede que los patrocinadores extranjeros retiren su apoyo para la agitación y esperen hasta que otra oportunidad futura pudiera ser maquinada en un momento más decisivo.
5. Dando el salto
Cuando la Revolución de Color experimenta la transición gradual hacia una guerra híbrida mediante la evolución hacia una Guerra No-Convencional, hay mucho del anterior arreglo estructural tras la escena que simplemente sigue igual pero con un nombre diferente. Muchas de las redes de ONG y su personal, evolucionan hacia insurgentes armados o proporcionan a los combatientes apoyo informativo, organizativo, logístico, y/o material.
A pesar de que las tácticas del ACR-R han cambiado, el principio sigue siendo igual, aunque con una perceptiblemente menor afluencia encubierta de asistencia extranjera (insurgentes, armas) en prosecución de esos fines.
No todas las ONG vinculadas al extranjero y sus trabajadores pueden tomar parte en esas actividades abiertamente sediciosas, pero es una apuesta razonable que muchos de ellos lo estén en una medida u otra, después de todo, la única diferencia entre los revolucionarios de color y sus homólogos de la guerra no-convencional, son los medios que están dispuestos a emplear para lograr su objetivo compartido, con “cada mano lavándose entre sí” para realizar las tareas complementarias para este fin.
6. Pensamientos en conclusión
La guerra híbrida es la última forma de agresión que está realizada por las fuerzas unipolares contra el orden mundial multipolar emergente, y el modo indirecto en que es practicado, protege al perpetrador de las repercusiones inmediatas y así incrementa el atractivo de esta estratagema. Viendo que la dependencia en la guerra híbrida como instrumento de política exterior, no muestra signos de disminuir de manera realista para el futuro previsible debido a la naturaleza novedosa y rentable en la que se aplica, hay una urgencia apremiante para entender cada faceta en la que se lucha, es decir, la pertinencia en exponer el papel esencial que las ONG juegan en este proceso.
Recordando que las guerras híbridas se basan en la instigación exterior y la subsiguiente manipulación de conflicto identitario en un Estado de tránsito objetivo, junto a la ruta de un importante proyecto de infraestructura conectivo transnacional y multipolar, entonces es mucho más fácil de conceptualizar la función que las ONG hostiles y vinculadas al extranjero tienen en poner en movimiento esta secuencia de “caos controlado”. Estos grupos tienen la tarea de provocar una sensación de separación identitaria entre la población, y un sentimiento socialmente ingeniado por el cual los organizadores conciben que finalmente conviertan a ciudadanos patrióticos en simpatizantes anti-gubernamentales.
Las redes de ONG y personal local que participan en este esquema asistido por extranjeros y aspira con alterar, controlar, o influir esos proyectos de infraestructuras anteriormente mencionados a través de varios tipos de presión tipo ACR-R contra las autoridades, normalmente se convierten en insurgentes y otras formas de amenazas asimétricas cuando sus fallidas tácticas de Revolución de Color empiezan a convertirse en una forma mejorada de Guerra No-Convencional. Dado que las ONG vinculadas al extranjero son las fuerzas de vanguardia que encabezan la última reiteración de la guerra híbrida por todo el mundo, está en los mejores intereses de todo gobierno responsable, la puesta de controles de supervisión y restricciones operativas sobre estos grupos para neutralizar sus capacidades ofensivas y proteger la seguridad nacional.
Guerra híbrida fronteriza y pandemia Covid 19
Por Alberto Pinzón Sánchez
26/04/2020
En medio de la situación global que se ha acordado denominar “pandemia covid 19”, a la par de la expansión vertiginosa del virus corona por todos los rincones del planeta hasta donde ha llegado el capitalismo imperialista actual, ha habido también una necesaria reacción explosiva natural de la espacie humana sobre el grave peligro para la vida de tan amenazante expansión viral:
La primera reacción general a la que contribuyeron los medios de comunicación masivos en la medida que daban la información de lo que estaba sucediendo, fue la huida. Es lo que hace cualquier especie incluida la humana al ver, por ejemplo, las llamas de un incendio que se le acercan y que su instinto le dice no puede enfrentar. Siguió una fase subjetiva de pánico que representó ganancias exorbitantes para los fabricantes de papel higiénico, de mascarillas y de productos de primera necesidad que como reacción básica la mayoría de los habitantes del globo empezaron a acumular como reservas para enfrentar un final apocalíptico de la humanidad. Vino despues una fase de aislamiento individual, que poco despues los Estados nacionales por recomendaciones de las agencias internacionales especializadas empezaron a aplicar a sus habitantes como medidas “coercitivas” llamadas “cuarentena”; mientras en paralelo se le daba inicio acelerado al otro componente del Estado la “hegemonía”, a la batalla de ideas por el relato hegemónico en la cual estamos, y que es obvio va ganando el imperialismo, no solo por poseer el dominio de los grandes medios de comunicación con sus plataformas informáticas en red y los más avezados intoxicadores de opinión pagados (spinn doctors) a su servicio, descritos por el excelente escritor del idioma castellano como Muñoz Molina como “engañabobos, embaucadores y vendedores de humo”. También porque ha sabido aprovechar “el confinamiento obligatorio” que obligó al uso masivo e indiscriminado de tales plataformas informáticas para pasar a la siguiente fase subjetiva de la “fuga hacia adelante”: la de la futurología que intenta responder a otro sentimiento básico el del “qué serrá, serrá, serrá” que cantaba en 1956 la inolvidable Doris Day; el “uil bi, uil bi”, primeras palabras en inglés que aprendí de tan bella profesora.
Inicialmente hubo (también hay que reconocerlo) una reacción abundante de parte de analistas y escritores de pensamiento crítico, incluso alternativos y hasta libertarios, que en la medida de lo posible, tratan de enfrentar con análisis y artículos de opinión la avalancha mediática toxica de los números, datos estadísticos, curvas epidemiológicas, endemias, pandemias, virología, huéspedes naturales, mecanismos de trasmisión, modos de entrenarse (incluso sexualmente) en casa mientras pasa el encierro y no deprimirse; de la caída de las Bolsas de Valores, del precio del petróleo, de la crisis generalizada que se venía gestando desde el 2008 y el coronavirus destapó, ect. O de la guerra contra el “enemigo invisible”, como lo explicó el presidente francés Macron haciendo una comparación belicista ridícula tratando de ocultar la verdadera guerra hibrida que el imperialismo colonialista francés, como socio privilegiado, desarrolla de manera tórpida y soterrada desde hace más de dos décadas para reconfigurar el Globo terráqueo según sus intereses en Afganistán, Irak, Somalia, Libia, Egipto Malí, península arábica, Yemen, Siria, Irán, Norcorea y en nuestramérica especialmente en Venezuela, Colombia y su frontera.
Así se enfrentaron dos visiones antagónicas: la de la crisis generalizada del Imperialismo neoliberal y la posibilidad “real” de aprovechar la situación un tanto incierta o caótica destapada por la pandemia viral, para avanzar hacia un comunismo renovado. O la opuesta: la de utilizar “corporativamente” el concepto taoísta de crisis como oportunidad para ganar y seguir ganando, corregir los errores descubiertos o las lacras evidentes que la pandemia ha desnudado, como las trasformaciones radicales en todos los órdenes de la vida que se están viendo; aprovechar la reforma pensional nazi que está produciendo el virus eliminando viejitos y enfermos inhábiles; deteniendo o parando de momento las protestas populares y movilizaciones sociales que se venían dando especialmente en nuestramérica; aprovechar lo avanzado que está el proceso de reconfiguración del globo terráqueo y el rediseño de fronteras en toda la geografía universal conocida, la revitalización de los aparatos coercitivos de los Estados Nacionales con las cuarentenas obligatorias; para renovar el capitalismo imperialista en competencia haciéndolo más humano, o social, o sanitario, talvez como lo quería el maestro Keynes “pues no hay enemigo al frente, y ningún virus ha producido nunca, ni producirá una revolución. Ni siquiera el virus del leninismo que está cumpliendo 150 años”.
¿Redefinición de fronteras? Elucubraciones del portal web “HispanTV”. Sin embargo, como para hacerle un homenaje (a lo grande) a Lenin, genial estratega político maestro de otro grande como Gramsci, quienes le dieron al Marxismo la dimensión geoestratégica del “Imperialismo fase superior del capitalismo” (1917) y de la “filosofía de la praxis”, valdría la pena revisar o hacer un balance siquiera somero de cómo avanza la reconfiguración planetaria de la guerra hibrida en curso: de quienes van ganando y quienes van perdiendo. No solo en las fronteras de la mayoría de los países del Asia donde se ha centrado la guerra hibrida, sino en Nuestramérica, en la frontera Bolivia con Argentina, o con Chile, en la triple frontera de Brasil con todos sus vecinos, en Venezuela, en Colombia con sus cuatro fronteras: con Panamá, con Ecuador, con Perú y la más caliente zona fronteriza colombo-venezolana que ha llevado a algunos comentaristas y opinadores a sentenciar que “quien controle la frontera colombo venezolana ganará la guerra hibrida en desarrollo”.
En Colombia, está muy avanzado el proceso, que en un principio denunciamos, de convertir el postconflicto de la paz con las Farc-EP, en un posconflicto como el de la república del Salvador. A la perfidia inicial del ludópata Santos, siguió la política de paz sin impunidad del subpresidente Duque para hacer trizas y desintegrar o desestructurar el Acuerdo de la Habana, cumpliendo sin cumplir a lo Chavo del ocho, y despolitizar a la antigua guerrilla fariana haciéndola renunciar al Marxismo- Leninismo y a Bolivar, para que manera como legraron a la guerrilla salvadoreña lentamente se fuera convirtiendo en la “mara salvatrucha”, tornándose en simples facinerosos sin ideología, incluso mercenarios aliados a las bandas armadas de narcotraficantes o de paramilitares. Los resultados no pueden ser más elocuentes:
Un portal web que está muy lejos de ser calificado adicto al régimen como Contagio Radio, publica el 23.04.202 un artículo explicativo sobre las tres divisiones armadas en que despues del Acuerdo de la Habana, es decir en el post conflicto actual y por acción de la antigua y masiva infiltración del Estado llevó a la implosión a la guerrilla marxista leninista y bolivariana de las Farc-EP y, tratando de abarcar la conflictiva realidad que persiste en Colombia, en especial en los departamentos fronterizos, plantea una nueva pero terrible y concluyente realidad que nos acerca al caos centroamericano que tantos beneficios ha dado a sus creadores, aportando sin dar mayores explicaciones la paradójica categoría social de “disidencias paramilitarizadas”; que debe ser aclarada.
Pandemia: ¿arma biológica o guerra híbrida?
Por Roger Arias
abril 14, 2020 El Colectivo
Un poco de historia
Día a día toma fuerza la idea según la cual la pandemia que vivimos actualmente a nivel planetario tiene su origen en un ataque biológico. No es para menos hacer esta deducción si se tiene en cuenta que a lo largo de la historia se han utilizado agentes biológicos y químicos para asustar y dominar al enemigo. Se han documentado -desde la antigüedad- ataques relacionados con el envenenamiento de aguas para el abastecimiento humano y animal y es bien conocido que en la expansión inglesa en el siglo XVlll “obsequiaron” mantas y ropa infectadas con viruela a los nativos americanos y a otras colonias, afectando poblaciones enteras.
Potencias y Arsenal Biológico
El convulsionado siglo XX y su desarrollo tecnológico marchó a la par con la tecnificación de armas de toda índole, incluyendo armas no convencionales, entre ellas armas biológicas; y fueron las grandes potencias las primeras en usarlas en los diferentes conflictos. En 1940 el ejército imperial japonés lanzó bombas de pulgas cargadas con peste bubónica en la ciudad de Ningbo, en China. El ejército estadounidense hizo lo propio en Vietnam con el agente naranja. Rusia utilizó gas fentanyl para neutralizar la toma del teatro de Moscú por parte de un comando checheno el 23 de octubre de 2002. Aunque son abundantes y suficientemente conocidos los casos en que se ha usado agentes patógenos, algunos analistas advierten desde hace décadas sobre el peligro que representan estas armas en tanto la tecnología necesaria para crearlas se encuentra a disposición de muchos países; incluso en un pequeño laboratorio “casero” podría construirse una de ellas.
Las versiones y los culpables
Aunque lo que el mundo sabe hoy es que la pandemia del Covid-19 se originó en la ciudad de Wuhan, en China, es muy difícil discernir los determinadores y la pandemia, como producto de un ataque con arma biológica. China responsabiliza indirectamente a EE.UU al poner en duda el origen del brote, alegando que la manifestación del mismo sucedió primero en Estados Unidos, pero fue deliberadamente ocultado.
Rusia, por su parte, afirma que los brotes del virus en Siria fueron identificados en la zona este del río Eufrates, región ocupada por tropas de EE.UU. Hace carrera también el argumento de algunas fuentes chinas que afirman que la participación del equipo deportivo de las Fuerzas Armadas de EE.UU. en los Juegos Mundiales Militares de 2019, que se celebró en Wuhan entre los días 18 y 27 de octubre, fue el pretexto de Estados Unidos para diseminar el patógeno allí.
Tercera guerra mundial o guerra híbrida
Otra versión de la pandemia está referida al inicio de la tercera guerra mundial, la idea tiene sentido por las variantes que están tomando los conflictos; esto es, la estrategia de guerra híbrida, entendida esta como guerras que contienen elementos convencionales de la guerra regular y elementos irregulares como el terrorismo o la focalización de segmentos de población como objetivo. La combinación de elementos y estrategias en este tipo de guerras hacen plausible la utilización de patógenos como arma, combinada con campañas de prensa negra y la no explicitación del enemigo.
Aunque la denominación de la pandemia como antesala de una tercera guerra mundial se percibe en el ambiente político internacional, es Nayib Bukele, presidente de El Salvador, quien recientemente se atrevió a calificar la pandemia como el inicio. Bukele escribió en su cuenta de twitter: “Algunos aún no se han dado cuenta, pero ya inició la Tercera Guerra Mundial”. Y no deberíamos desatender esta afirmación ya que algunos eventos recientes pueden calificarse como inusuales: es el caso del anuncio de EE.UU de militarizar su frontera con Canadá a lo cual el gobierno Canadiense respondió entre sorprendido e indignado. También es llamativo que en plena contingencia de la pandemia, en donde hoy EE.UU es el epicentro, se desplieguen 30 mil soldados en suelo europeo para el inicio de ejercicios militares de la OTAN.
Los contrasentidos del ataque
Dando por sentado que el origen de la pandemia es un ataque deliberado con arma patógena, no queda muy claro, por lo pronto, cuáles son los beneficiarios de dicho ataque; y es que el virus no conoce fronteras y, por lo que se sabe, afectará a uno y a otros en mayor o menor medida. Los EE.UU están en el ojo de huracán ya que no son famosos precisamente por su pacifismo; sin embargo, diversos analistas afirman que la expansión geométrica del virus, las decisiones tardías de Trump para atender la emergencia y la negación de la misma, ponen en la cuerda floja la hegemonía de EE.UU. Esto no se compadece entonces con la hipótesis que los señala como los culpables.
Hasta hoy estamos en el terreno de la especulación sobre quién o quiénes han desatado este patógeno, o si se trata de una operación militar que se salió de control. Hipótesis que tampoco se descarta, si tenemos en cuenta a la investigadora Adrienne Mayor, autora del libro: “Fuego griego, flechas envenenadas y escorpiones: la guerra química y biológica en la antigüedad”. En entrevista con Álvaro López Franco, del portal web Descubrir la Historia, el entrevistador le preguntó sí deberíamos temer que el desarrollo de armas químicas o biológicas en la actualidad se vuelva en contra nuestra, como a veces pasó en la Antigüedad. La respuesta de la investigadora fue la siguiente:
“La fabricación, el almacenamiento y el despliegue de armamento biológico o químico siempre han tenido el potencialmente grave y mortal efecto búmeran. El uso de armas bioquímicas es un arma de doble filo y plantea una cabeza de Hidra multiplicadora de dilemas de seguridad, para los usuarios y para los no combatientes inocentes. Ciertamente, los problemas de fuego amigo y daño colateral fueron reconocidos y temidos cuando la gente usaba armas biológicas y químicas en la Antigüedad. Se produjeron incidentes de autolesión y daños colaterales con flechas venenosas, toxinas y patógenos. La autolesión también fue una amenaza cuando se usaron incendiarios volátiles como el fuego y la nafta. Estas siguen siendo una gran preocupación para cualquiera que cree, almacene, controle, despliegue y elimine armas bioquímicas en la actualidad. Esa amenaza está siempre presente y es real”.
En todo caso, habrá que esperar que en el transcurso de los días vayan saliendo a flote las respuestas a estos interrogantes y podamos saber si la pandemia que ahora nos aflige es el resultado de un accidente o el inicio de la Tercera Guerra.
https://elcolectivocomunicacion.com/2020/04/14/pandemia-arma-biologica-o-guerra-hibrida/
Guerras híbridas:
entrevista con Andrew Korybko
Entrevista realizada a Andrew Korybko, autor del libro recientemente publicado en español “Guerras Híbridas: Aproximación adaptativa indirecta al cambio de régimen”, por el traductor de dicha obra, Enrique J. Refoyo:
Katehon: Muchas gracias por investigar y escribir el libro “Guerras Híbridas: Aproximación adaptativa indirecta al cambio de régimen”.
Andrew Korybko: Gracias, Enrique, y gracias por traducirlo al español.
K: ¿Cuál fue su inspiración para comenzar el libro? ¿Cómo empezó?
AK: Siempre he estado interesado en las operaciones de cambio de régimen de EEUU por todo el mundo, y según llegaba a la mayoría de edad en los EEUU, empecé a darme cuenta de esta tendencia denominada “Revoluciones de Color”. Estaba fascinado por cómo supuestamente la gente podría fluir a las calles y derrocar a su gobierno, y supe que había más detrás de la historia de lo que estaba siendo públicamente revelado. Aunque los medios de comunicación estadounidenses están fuertemente censurados en términos de lo que ellos informan y no informan, nunca olvidaré la lectura de pasajes muy cortos en los periódicos sobre cómo Rusia oficialmente acusaba a los EEUU de orquestar aquellos acontecimientos para derrocar a gobiernos no-complacientes y alcanzar fines geopolíticos.
Empecé a investigar las revoluciones de color cuando estaba en el instituto y conseguí buen acceso a internet desde los ordenadores de la biblioteca del instituto. En aquel tiempo, la única fuente rusa que pude encontrar fue la versión en inglés de RIA Novosti, ahora por casualidad parte de la marca Sputnik en la que actualmente estoy empleado. No pude encontrar tanta información como me gustaría haber podido encontrar, pero aun así fue una experiencia muy provechosa y reveladora. También, era entonces un chico en el instituto y estaba usando principalmente los ordenadores de la escuela para mi investigación, así que no tenía mucho tiempo para dedicarle a esta actividad de todos modos.
No obstante, estaba profundamente conmovido por la materialización que los servicios de inteligencia de EEUU podían fabrican cambios de régimen “no-violentos” usando masas de personas manipuladas y seleccionando provocadores, y cuando fue mi momento para optar a una universidad y elegir lo que yo quería estudiar, decidí comenzar Estudios Internacionales (enfocándome en Europa oriental) en la Universidad Estatal de Ohio. Más tarde añadí otros estudios, Relaciones Internacionales y Diplomacia, y Lenguaje Ruso, pero estaba principalmente movido a aprender más sobre las estrategias de EEUU hacia Rusia para predecir mejor cómo podrían desarrollarse en el futuro próximo y de este modo algún día estar –con suerte– en una posición para preparar las contramedidas que lo bloqueen.
Siempre tuve este sueño en mi mente de que algún día me mudaría a Rusia y ayudaría al país con el que me siento tan próximo y tan profundamente relacionado, así que me figuré que mí educación en esos ámbitos podría ser útil en mi preparación para dicho sueño. Hablé más en profundidad sobre mis motivaciones personales para mudarme a Rusia como parte de una entrevista exclusiva que di a mi amigo serbio y compañero periodista, Stefan Karganovic la pasada primavera, y le invito a usted y cualquiera de los lectores interesados que la lean en el blog The Saker, donde fue publicada la versión en inglés.
Volviendo a comentar mi inspiración para escribir el libro Guerras Híbridas, aunque, el segundo momento más importante llegó durante los acontecimientos de 2011 conocidos como “primavera árabe”, que inmediatamente reconocí como una serie de revoluciones de color, pero que de manera interesante se convirtieron en unas pocas notorias guerras no-convencionales. Ya era de algún modo familiar con la guerra de guerrillas e insurgencias, habiendo estudiado estos casos de manera independiente en mi tiempo libre cuando la oportunidad lo permitía, no fue hasta 2014 cuando finalmente saqué mis conclusiones y me di cuenta que los EEUU estaban desarrollando una estrategia planificada de convertir las revoluciones de color fallidas en guerras no-convencionales.
La chispa creativa para mi inspiración llegó durante una conversación que estaba teniendo con una de mis cercanas colegas sirias, Hamsa Haddad, en la Instituto Estatal de Relaciones Internacionales de Moscú (IERIM), donde estaba realizando mi máster en Relaciones Internacionales en aquel tiempo. Estuvimos hablando sobre los acontecimientos de cambio de régimen del Euromaidán en aquel tiempo y ella casualmente remarcó que no era una sorpresa para ella el hecho de ver a aquellos “manifestantes” derribando estatuas de Lenin y destruyendo su propia herencia. Tales cosas la recordaban a lo que estaban haciendo los “rebeldes de la oposición moderada” por todo su país.
Y ahí es cuando me alcanzó, pues lo que estaba ocurriendo en Ucrania era esencialmente la estrategia de apertura del mismo tipo exacto de campaña que la precedida en Siria, y que allí había muchas similitudes estructurales estratégicas entre estas dos operaciones estadounidenses de cambio de régimen. Al instante me dispuse a expandir esta conclusión tan profundamente como pudiera, al identificar los elementos comunes ocultos entre ambas para ver si sería posible postular una teoría operativa que pudiera ser usada en el análisis de estos casos y de los casos futuros. Por fortuna, estando en el programa de máster del IERIM, tenía que escribir una tesis antes de graduarme, así que pude persuadir a mi supervisor para que me permitiera dedicarme convenientemente a esta idea.
Mi libro, o en aquel tiempo, tesis, me llevó solamente una semana escribirla físicamente, pero requirió la investigación casi continúa durante un periodo de 6 meses para prepararla mediante la concurrencia de todas las fuentes necesarias y organizarlas en un modo cohesionado. Además, fui enormemente ayudado por el factor de que había estado investigando y analizando las relaciones internacionales durante muchos años en ese sentido, así que ya estaba muy familiarizado con una variedad de conflictos aparentemente separados y con las operaciones de cambio de régimen por todo el mundo, que me ayudaron a conectar más fácilmente los puntos al observar las relaciones ocultas entre aquellos acontecimientos. Por último, me convencí de la veracidad de mi teoría de la guerra híbrida, y trabajé incansablemente día y noche para completar mi trabajo.
Sin embargo, no estaba satisfecho cuando acabé, dado que sabía que escribir una tesis de máster para una universidad de élite no cambiaría nada en absoluto a menos que el público general tuviera una oportunidad para familiarizarse con mi trabajo. Y de este modo me embarqué en una búsqueda para publicar el libro por mí mismo. Inicialmente no tuve éxito, pero nunca perdí la esperanza debido a cuán entusiasmado me sentía por exponer la estrategia de la guerra híbrida de EEUU al resto del mundo. Por un golpe de lo que sinceramente creo que a posteriori es una suerte gracias a Dios, un profesor del IERIM que no conocía de nada, Denis Degterev, me contactó a través de mi universidad para pedirme que contribuyese en su revista académica porque había oído muchas buenas cosas sobre mí entre sus compañeros profesores.
Esto fue en abril de 2015, casi 10 meses o así, que terminé de escribir Guerras híbridas. Respondí que estaba muy interesado en enviarle el texto, y también le envíe unos cuantos enlaces a algunos de los trabajos que ya había publicado en internet por aquel tiempo. Tras echarles un vistazo, el profesor Degterev sugirió que contactase con su colega en la Universidad Rusa de la Amistad de los Pueblos (URAP), George Filimonov, que es muy activo en la actividad e investigación anti-maidán (contra-revoluciones de color). Fue a través de George y su Instituto de Investigaciones y Predicciones Estratégicas donde fui capaz finalmente de publicar Guerras Híbridas y de ahí en adelante presentarlo al resto del mundo, y le estaré eternamente agradecido, así como al profesor Degterev por hacer realidad este sueño.
A fin de cuentas, sin embargo, si no hubiera sido por la inspiración de Hamsa, probablemente nunca habría formulado mi teoría en primer lugar, así que también le doy a ella mi más sincero agradecimiento por jugar tan crucial papel en su desarrollo.
K: ¿Cómo definiría “revolución de color” a alguien que no supiera nada al respecto? ¿Cómo de importantes son las “revoluciones de color” para una persona cualquiera? ¿Qué consecuencias existen para la gente corriente?
AK: Las revoluciones de color pueden ser generalmente concebidas como “protestas populares” externamente organizadas o desencadenadas desde el extranjero que apuntan a derrocar al gobierno a través de medios supuestamente “pacíficos”. En realidad, las revoluciones de color tienen una tendencia alarmante de evolucionar hacia el terrorismo urbano y los disturbios, pero la percepción occidental de estos movimientos es que son “pacíficos” y que cualquier violencia por su parte es debida a las “provocaciones” del gobierno. De nuevo, la realidad de la situación refuta esta caracterización, dado que la violencia de la revolución de color es desencadenada por los mismos “manifestantes”, tanto a través de una muchedumbre que se ha formado como resultado de la psicología de masas siendo transformada en el arma que esperaban los organizadores, o a través de unos pocos provocadores en su lado.
Lo que es más aterrador sobre las revoluciones de color es que parecen ser “legítimas protestas populares”, pero esto solo es la narrativa superficial inicialmente promovida por los principales medios de comunicación occidentales. Es un sentimiento muy incómodo pensar que miles, algunas veces cientos de miles de personas puedan tomar parte en un evento que en un modo u otro está organizado por elementos extranjeros. Esto no significa que todo el mundo que levanta una pancarta y marcha a través de una plaza de la ciudad sea un “agente extranjero”, sino solo que están siendo manipulados como “tontos útiles” ayudando a lograr el mismo gran objetivo estratégico hacia el que elementos exteriores están apuntando.
Las revoluciones de color por tanto funcionan mejor cuando hay algún grado de insatisfacción genuina hacia un gobierno objetivo o parte de su agenda, y esto ayuda a atraer “naturalmente” más gente al incipiente movimiento de cambio de régimen al reducir el “coste de entrada” para ganar acceso a la confianza de sus conciudadanos. Si la gente ya está cuestionándose a su gobierno, tanto por sí mismos como debido al precondicionamiento informativo desde elementos anti-gubernamentales (sean extranjeros o nacionales), entonces ya son mucho más receptivos al tipo de retórica lanzada por los organizadores de la revolución de color y sus patrocinadores.
Algunas veces exigen abiertamente el derrocamiento del gobierno mediante su “dimisión”, o llegan progresivamente a ese punto y revelan su verdadera intención hacia el cambio de régimen después de que una provocación planificada de antemano incite a que el Estado responda con la fuerza contra los “manifestantes”. En vista de lo que ellos entonces venden como “violencia y opresión estatal”, siguen argumentando que el gobierno ha “perdido legitimidad” y por tanto debe “dimitir”, aunque cada resultado de dimisión es mucho más fácil de decir que de hacer y es “incentivada” por el terrorismo urbano, por una grieta entre el gobierno y la élite de seguridad, y por supuesto, por la intervención extranjera – sea de tipo convencional militar como en Libia, sea de organización política encubierta como en Ucrania, o sea mediante grupos terroristas como en Siria.
Lo que empieza como una “protesta popular” podría de este modo evolucionar hacia una guerra civil y/o internacional dependiendo de las circunstancias, escenarios, y motivaciones involucradas. Mientras que la guerra total es una consecuencia muy común de las revoluciones de color fallidas en sociedades no-occidentales, las occidentales se enfrentan a riesgos similares, no obstante, de una intensidad menor y principalmente organizadas a lo largo de líneas de conflicto social-racial. En algunos casos, los EEUU pueden intentar el comienzo de desestabilizaciones de revolución de color a pequeña escala en Estados “aliados” tales como Alemania y Francia como presión para que sus gobiernos se alejen de acuerdos pragmáticos con Rusia, o en algunos casos, servir como un pretexto para represiones totalitarias.
Lo que es importante tener en mente, sin embargo, es que no toda protesta es una revolución de color, pero toda revolución de color entraña una protesta. Hay ciertamente muchas protestas legítimas que toman lugar por todo el mundo y no tienen rastro de intermediación extranjera en ellas (sea a través de agencias de inteligencia, “ONG’s”, o de otro modo), pero al mismo tiempo, el momento en que una protesta se conecta a una agenda extranjera, entonces adquiere la tonalidad de una revolución de color, sin importar si es de alcance total (tales desestabilizaciones son empleadas algunas veces como un “examen” para probar la reacción y defensas del Estado).
Aun así, una revolución de color es más fielmente definida como una “revolución popular” preparada por occidente contra un gobierno que apunta a lograr objetivos geopolíticos favorables para los EEUU y sus aliados, como es ciertamente posible en teoría para Rusia, China, e Irán el apoyo a movimientos de protestas exteriores para promover fines multipolares. Algunos han argumentado que el periodo previo a la reunificación de Crimea con Rusia estuvo marcado por algunas tácticas de revolución de color respaldadas por Moscú, al igual que el levantamiento popular en Bahréin estuvo apoyado (pero no ingeniado, que es una distinción importante) por Irán. Escribí sobre esto en un artículo para el blog The Saker en abril de 2016 titulado “La tecnología de la revolución de color no es sólo blanco y negro”, durante el cual denominaba a este posible fenómeno como una “revolución de color inversa”.
Las diferencias clave entre revoluciones de color occidentales / “convencionales” y sus equivalentes multipolares teorizadas es que, las primeras entrañan un apoyo considerable en organización, inteligencia, logística, y algunas veces incluso militar, mientras que las segundas son en su mayoría políticas e informativas. Otro contraste importante entre ambas es que la primera conduce habitual y muy rápidamente a la violencia y al terrorismo urbano, mientras que la segunda evita esas tácticas y se concentra en la protesta pacífica y la resistencia no-violenta.
Es importante apuntar, sin embargo, que también hay “revoluciones de colores inversas” que no involucran a ninguna potencia extranjera multipolar, tales como los movimientos anti-OTAN en Serbia y Montenegro, y las manifestaciones patrióticas en la República de Macedonia que venció los dos intentos consecutivos de revolución de color por EEUU. Estos ejemplos prueban que la tecnología de la revolución de color ahora ha proliferado desde el terreno de los “actores no-estatales” occidentales, a los no-occidentales que están genuinamente fuera del control de cualquier Estado extranjero. También da esperanzas de que algunos de los elementos no-violentos más creativos de la tecnología de la revolución de color pudieran ser usados tanto para socavar los gobiernos unipolares como para fortalecer a los multipolares contra la subversión occidental.
K: En relación con la segunda etapa de las guerras híbridas, ¿Cómo definiría la “guerra no-convencional” para alguien que no está familiarizado con esto? Y de nuevo, ¿Cómo de importante es esto para la gente corriente y qué consecuencias supone para la gente?
AK: La “guerra no-convencional” puede ser fácilmente resumida como la violencia cometida por alguien fuera de un uniforme militar y por fines políticos. En la relevancia práctica sobre el tema que estamos abordando, la guerra no-convencional empieza estallar en el momento que un “manifestante” lanza una roca o un coctel molotov, y se vuelve más extrema cuando hay individuos que recurren a la guerra de guerrillas o al terrorismo. Hablé sobre la propensión de las revoluciones de color patrocinadas por occidente de recurrir a la violencia, y esta etapa del proceso de cambio de régimen es realmente el principio de la guerra no-convencional. Algunas veces, como es el patrón más reciente, los “manifestantes” finalmente se transforman en “rebeldes” o terroristas urbanos, y esto marca la transformación total de los “manifestantes pacíficos” en unos combatientes de sangre fría y la conclusión del proceso de guerra híbrida.
Es cierto que algunos pueden verse envueltos en el momento y cometan un crimen de “pasión política” tal como empujar a un policía o asalten una contra-manifestación, y mientras que eso en principio representa la guerra no-convencional, no va a más allá del umbral de no retorno para el individuo. Solamente una vez que una persona realiza verdaderas actividades de terrorismo o rebelión puede decirse que son “irreversibles” en el sentido del campo de batalla de la guerra híbrida. Puede que un día repudien su antiguo comportamiento y vuelvan a ser un ciudadano respetuoso con las leyes, pero tal eventualidad muy probablemente no es posible para el individuo siempre que la guerra híbrida esté siendo realizada todavía y solamente se vuelva comunicable después de que el conflicto termine finalmente. La guerra no-convencional es la segunda y más lógica etapa de una revolución de color que se convierte en su intensificación “lógica” por el fracaso de una “pacífica revolución popular” para derrocar a un gobierno.
Frente a la derrota en las calles, los organizadores extranjeros puede que no quieran abandonar su objetivo, de ahí el motivo por el que fomenten que sus cohortes tomen parte en la violencia y la guerra no-convencional para intensificar la crisis política y llevarla a un nivel cualitativamente nuevo de emergencia en la seguridad nacional. Si estallara una “rebelión” (como los medios principales de comunicación occidentales regularmente la pintan) o “insurgencia por la libertad” en las zonas rurales sin probar primero el concepto para demostrar públicamente si hay o no algún “apoyo público” para esto (que en sí mismo y objetivamente no importa ya que lo que cuenta es el informe y grabación subjetiva de las manifestaciones de protesta), entonces será menos creíble por la audiencia global que dichos combatientes tengan alguna “legitimidad”.
Sin embargo, este caso sigue tras una revolución de color fracasada que occidente puede vender como que ha sido derrotada solamente debido a “los asesinatos autoritarios tiránicos” de un “dictador”, entonces toma un significado totalmente diferente y se convierte en una “causa” para que el público (occidental) “global” se reúna para dar apoyo. Para ilustrar la diferencia entre una revolución de color y una guerra no-convencional (la segunda etapa de la guerra híbrida), uno necesita recordar solamente que “la revolución de las excavadoras” del año 2000 en Serbia fue una revolución de color, mientras que la guerra del terrorismo en Siria es una guerra no-convencional que creció por el fracaso de la “primavera árabe” en el contexto más amplio de revoluciones de color. Entre estos dos casos está la oleada de terrorismo urbano conocido popularmente como “Euromaidán”, que es desconocido por mucha gente que también incluyó un componente de guerra no-convencional de baja intensidad en las áreas rurales del oeste de Ucrania.
K: ¿Cuál es su breve previsión sobre las guerras híbridas de este año? Vemos una nueva ronda de guerra en Donbass; Siria, Irak, Yemen, y Libia están en llamas; están emergiendo algunos posibles nuevos conflictos en zonas inestables… y por supuesto, la situación en la Unión Europea y el nuevo presidente de los EEUU tienen preocupada a mucha gente.
AK: Ninguno de esos cinco conflictos son guerras híbridas en el sentido de cómo las he definido – esos conflictos ciertamente comenzaron como revoluciones de color fallidas que se convirtieron en guerras no-convencionales, pero la única parte perdurable de este patrón es que todavía están enredadas en el conflicto físico. Hay poca o ninguna interacción entre los dos pilares de la guerra híbrida –revoluciones de color y guerra no-convencional– porque la parte militar de la guerra ha sido intensa durante años en cada caso, en algunos durante más tiempo que en otros. Mientras que es correcto observarlas como países que han sido guerras híbridas, sería erróneo referirse a ellas como parte de este tipo de conflicto, al menos en relación con mi definición. Habiendo dicho eso, en términos de comprensión “convencional” de guerras híbridas, entonces sí, hay todavía una relación complicada entre la guerra económica, informativa, y de otros tipos, aunque debería recordarse que la chispa de revolución de color que dio vida a estos conflictos se desvaneció hace mucho.
Mirando a Europa y los EEUU, ciertamente, hay claros indicios de que las revoluciones de color están siendo organizadas, implementadas, y en algunos casos tales como la República de Macedonia, están en el filo de la guerra no-convencional y de ese modo convirtiéndose en guerras híbridas. En relación con la UE y los EEUU, esta estratagema está siendo desencadenada por fuerzas neoliberales en gran medida conectadas con George Soros para hacer retroceder los logros de diferentes políticos y prevenir la auto-implosión del llamado “nuevo orden mundial”. No está claro hasta qué punto llegará esto, pero es muy posible que pudiera conducir a la guerra identitaria, si por diseño o accidente, se manifestase como enfrentamientos raciales en los EEUU y como enfrentamientos entre cristianos y musulmanes en la UE.
Sin embargo, cuando pronosticamos las guerras híbridas más probables en el futuro, es importante referirse a mi investigación sobre la “Ley de la guerra híbrida”, un concepto que desvelé hace medio año tras la publicación de mi libro. Escribí sobre ello más en detalle para Oriental Review en un artículo del mismo título que más tarde expandí en una serie de artículos, pero la idea general es lo siguiente:
El gran objetivo tras toda guerra híbrida es perturbar, controlar, o influenciar proyectos conectivos transnacionales multipolares a través de conflictos identitarios provocados externamente (étnicos, religiosos, regionales, políticos, etc.) dentro de un Estado de tránsito objetivo.
Con este axioma como lógica rectora, es posible predecir que los países que son parte de los proyectos integrativos de Rusia, tales como la Unión Euroasiática y la OTSC [Organización del Tratado de Seguridad Colectiva], son objetivos potenciales para futuras guerras híbridas, pero incluso más probables que estos Estados, son aquellos Estados que están cooperando con la visión ‘un cinturón, una carretera’ de China en la conectividad de infraestructuras globales, que tiene un alcance global y abarca “el gran Corazón de la Tierra” de Asia Central y Sur, los Balcanes, Indochina (ASEAN continental), el trecho transoceánico de Estados africanos occidentales, centrales y orientales, Suramérica, y Nicaragua. Ya he expandido la mayoría de esos escenarios a través de estudios intensivos por país y región para Oriental Review, que actualmente está publicando la parte africana de mi investigación. Con suerte, Katehon publicará mi próximo libro sobre la geopolítica del siglo XXI en Suramérica, y uno de estos días, espero escribir una continuación que incorpore a América Central, el Caribe, y Méjico.
En resumen, mientras que las revoluciones de color y las guerras no-convencionales, teóricamente, puedan ser desestabilizaciones independientes, a menudo se interconectan entre sí mediante el proceso de transición por fases que denominé como guerras híbridas, y uno de los denominadores más comunes que conectan estos tipos de conflictos es el de sus consecuencias geopolíticas para interrumpir proyectos conectivos de infraestructura transnacional. Siempre que los observadores mantengan estos principios básicos en mente, será posible predecir las siguientes guerras híbridas, e identificar claramente las aparentemente inesperadas una vez que están ocurriendo.
K: Muchísimas gracias por concederme la entrevista, y espero que pueda traducir más artículos y libros suyos, porque cada vez hay más personas interesadas en el tema de las guerras híbridas debido a que son el nuevo modo de hacer la guerra por todo el mundo.
AK: Mil gracias, Enrique, y gracias a todos ustedes, lectores, por interesarse en mis ideas y leer esta entrevista hasta el final. Estoy muy agradecido por su apoyo, y espero que disfruten siguiendo mi trabajo.
Fuente: Katehon.
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